El Camino de la Autenticidad

-«¿Qué demonios estás haciendo?» , le pregunté al mono cuando lo vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.
-«¡Estoy salvándole la vida!», me respondió.
Este breve cuento nos revela una gran verdad: muchas veces, lo que los demás consideran “lo mejor” para nosotros no es lo que realmente necesitamos. El mono, con la mejor intención, creyó estar ayudando al pez, pero en su visión del mundo no comprendió que lo que para él era seguro y natural, para el pez significaba la muerte.

A lo largo de la vida, recibimos opiniones, consejos y expectativas de nuestro entorno. Nos enseñan qué es lo correcto, qué deberíamos hacer, cómo deberíamos sentirnos. Muchas veces nuestra personalidad se va modelando a partir de la mirada externa, distanciándonos de nuestra autenticidad. Si dejamos que el ruido externo guíe nuestras decisiones sin escucharnos a nosotros mismos, corremos el riesgo de quedar atrapados en una realidad que no nos pertenece, como ese pez en la rama.

Cada uno de nosotros es único, con su propia esencia, su propio camino y sus propias necesidades. La verdadera libertad surge cuando nos convertimos en protagonistas de nuestra vida, cuando elegimos desde el autoconocimiento y no desde el miedo a decepcionar a los demás. Solo nosotros podemos sentir qué es lo
que realmente nos nutre, qué nos hace vibrar, qué nos sana. La experiencia de vivir es intransferible. Nadie puede sentir por nosotros, transitar nuestras heridas ni recorrer nuestro camino. Por eso, la sanación no puede ser un molde único, sino un diseño propio que responda a nuestras necesidades, ritmos y circunstancias.

Cada persona es un universo en sí misma, y alcanzar el bienestar requiere atender todas las dimensiones del ser: física, mental, emocional y energética. Solo cuando integramos todas estas partes podemos encontrar el equilibrio y la plenitud.

Mi enfoque terapéutico parte de esta premisa: acompañarte a descubrir tu verdad, a conectar con tu sabiduría interna y a tomar las riendas de tu propio proceso de transformación. Porque sanar no es seguir un camino impuesto, sino encontrar el nuestro, aquel que nos devuelve al agua en lugar de dejarnos varados en una rama.
Eres el único amo de tu historia. Escúchate, confía y elige desde el corazón.

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