Desde tiempos inmemoriales, distintas tradiciones han hablado de un cuerpo invisible que habita en nuestro cuerpo físico, un entramado sutil por donde circula la energía vital que anima nuestra existencia. Tanto en yoga como en las prácticas de medicina integrativa y terapias holísticas, se reconoce que en nuestro interior late un mapa energético cuya comprensión puede transformar la forma en que vivimos, sentimos y sanamos.
En el centro de ese mapa, encontramos tres canales energéticos principales: Sushumna, Ida y Pingala.
El lenguaje silencioso del alma
Sushumna es el canal central, el eje que conecta la base de la columna con la coronilla. Es el sendero por donde asciende la energía Kundalini cuando se activa, despertando estados elevados de conciencia y restaurando el equilibrio profundo del ser. Ida, el canal izquierdo, se relaciona con el sistema nervioso parasimpático y lleva la energía lunar y femenina, intuitiva, receptiva y emocional. Pingala, el canal derecho, está relacionado con el sistema nervioso simpático, es solar, activa, racional y dinámica.
Cuando nacemos a este mundo, el canal central está abierto, fluido, vibrando con la fuerza pura de lo que somos: presencia, amor, potencial. Pero a medida que crecemos, comenzamos a mirarnos a través de los ojos de otros. Vamos adoptando mandatos, creencias, exigencias. Aprendemos a complacer, a sobrevivir, a pertenecer. Y poco a poco, ese canal luminoso central comienza a dormirse.
El flujo de la energía se desvía entonces hacia los canales laterales: Ida y Pingala. Allí quedamos atrapados en una danza polar de pensamientos y emociones, reaccionando al mundo en lugar de crearlo, pues esa es la naturaleza de Ida y Pingala. Son canales energéticos reactivos a lo que hay en el exterior. Entonces vivimos en modo de supervivencia, automatizados y desconectados de nuestro Ser auténtico, hipnotizados por un ruido mental que no se detiene.
Volver al centro: activar la energía vital
La activación de la Kundalini no es una fantasía mística, ni un privilegio reservado para unos pocos: es un derecho biológico, espiritual y evolutivo. Es el regreso a tu eje, a tu esencia. Cuando desbloqueamos y activamos el canal Sushumna, la energía vital asciende limpiamente, despertando memorias dormidas, trayendo claridad, presencia y una nueva forma de habitar el cuerpo y pararte frente a la vida.
Este proceso no solo disuelve bloqueos emocionales y mentales, también nos libera de la reactividad, rompe automatismos, y nos devuelve la capacidad de responder a la vida desde el amor, no desde el miedo.
Sanar es volver al Ser
A través de diferentes prácticas como la meditación, la respiración consciente, el yoga o métodos más contemporáneos como la activación de Kundalini o energía vital (Vital Energy Activation), es posible reconectar con ese canal olvidado. Una vez que las energías se encauzan en Sushumna, se alcanza un equilibrio interno en el cual no importa lo que pase en la realidad externa, pues encuentras ese espacio interior de calma imperturbable, inmune a las situaciones exteriores.
La salud integral no se trata solo de curar síntomas, sino de recordar quiénes somos más allá del personaje que aprendimos a interpretar. Porque sanar es volver al Ser. Es dejar de sobrevivir para comenzar a vivir desde un lugar más verdadero, más libre, más luminoso.
Palabras que despiertan
Si estás en este camino, no estás sola, no estás solo. Cada paso que das hacia ti es un acto de amor. Este espacio, Vivi en cuerpo y alma, existe para acompañarte a través de la ciencia, la espiritualidad y el corazón abierto. Aquí hablamos de activación de la Kundalini, energía vital, medicina integrativa, terapias holísticas, bienestar, sanación y de todo lo que nos ayuda a recordar nuestra auténtica esencia.
Porque tu alma no ha venido a adaptarse, ha venido a realizar diferentes experiencias, ha venido a recordar y descubrir que pase lo pase allí fuera, eres luz, amor y paz.
